miércoles, 24 de noviembre de 2010

"Dejaré de dedicarme al humor cuando me aburra"

"Almería está llena de rotondas. Yo mismo, en mi casa, paso por una para ir del comedor a la cocina”. Carcajadas. Marco Antonio Tortosa Castaño, almeriense, está sobre el escenario, terminando su monólogo. Lleva casi media hora haciendo reír a un público atento, participativo. Su actuación forma parte de una gala organizada por Unicef con el fin de recaudar fondos para Haití. Desde que quedó finalista en el programa de TVE “El rey de la comedia”, en 2007, su carrera como cómico ha avanzado sin freno. Ahora recorre los locales de toda España, noche tras noche. Durante el día se dedica a escribir sus monólogos. Es un humorista ocupado. Sine embargo, tuve suerte. Tras la gala solidaria por Haití, conseguí un encuentro con él, en el mismo recinto. Ni en una entrevista personal es capaz de abandonar su faceta cómica.

- ¿Qué siente uno sobre el escenario, frente a decenas de personas a las que tiene que hacer reír?

Nada. Es mucho más traumático actuar para tu familia. Lo más triste es hacer los ensayos en seco, por ejemplo, ensayar frente a tu amigo; es un poco brusco. Ves como a tu amigo no le hace ni puñetera gracia lo que le estás contando. Sin embargo, con público, el monólogo se disfruta mejor, es más ameno. Normalmente, frente al público al principio siento nervios, pánico, pero una vez que se ríen con el primer chiste te relajas muchísimo más. El problema es cuando cuentas el primer chiste y ves que nadie se ríe y piensas: “Ostias, me queda todavía una hora aquí subido”.

- ¿Qué haces cuando ves que la gente no se ríe contigo?

Normalmente hay dos factores por los que la gente no se suele reír: o que tú no les haces gracia o que el público está muy cortado, que suele ser porque no está educado para escuchar monólogos. Si vas a un local donde no se suele hacer monólogos la gente no te presta atención y no se ríe. Yo normalmente cuando va mal, suelo improvisar con el público, preguntarles... Hay veces que el monólogo ha sido horrible pero que la improvisación ha ido genial y por lo menos he equilibrado la balanza.

- ¿Con qué público te resulta más fácil actuar?

Con el público joven, entre 20 y 30 años. Éste es mi target como cómico. Lo ideal es tener siempre un material lo más universal posible: que tenga un ratico de abuelas, un ratico de “facebook”, un ratico con mi novia… para que siempre haya gente riéndose todo el rato.

- ¿Qué temas repites más en tus monólogos?

A mí es que me encantan los problemas de pareja. Me gustan los problemas grandes donde hay conflictos de reacción. Lo que más tengo en mi espectáculo son reacciones estúpidas, lo que se denomina humor de observación. Son temas que a mí me preocupan.

- ¿Tienes algún modelo a seguir dentro de la profesión?

Cuando empiezas sí que se imita un montón. Yo he imitado durante mucho tiempo a Paco Calavera. Gracias a él empecé en la comedia. Hay amigos míos que me dicen que soy un mini Paco Calavera, que tenemos los mismos gestos, que me muevo como él, que tengo los mismos cambios de voz… aunque no compartimos la misma temática. Cuando llevas cierto tiempo, esas cosas tienes que quitarlas porque si no, no te diferencias, siempre serás el tío ese que se parece a Paco Calavera.

- ¿Piensas que la profesión del cómico ha ganado mucho prestigio gracias a su éxito en televisión con programas como los de Paramount Comedy?

Lo que pasa es que lo de Paramount Comedy parece que se ha convertido en la licencia para ser cómico. A mí ya me dejaron claro cuando actúe allí que esa no podía ser mi panacea porque allí solo tenía 20 minutos de actuación. Para mí es más importante actuar una hora en un local de Almería, por ejemplo. Mi panacea es formar parte del Circuito Nacional de Comedia, tener una hora cañera. Así es como la gente coge presencia. En televisión es diferente. Allí se busca un personaje extremo. Se buscan cómicos que luego sean presentadores de televisión. Yo sí podría ser colaborador, pero no tengo presencia de presentador. Sí es verdad que la cantera de cómicos de Paramount Comedy es la cantera de nuevos presentadores, colaboradores, etc. porque es la forma de coger a gente que tenga algo de experiencia. Te ahorras hacer un casting. Buscan cómicos como si fuesen personajes para una película. Buscan al feo, al tonto, al gordo… En los bares es difícil que un productor te venga a ver. Necesitas salir un poco en televisión para destacar.

- ¿Qué tipo de personaje interpretas?

Soy el típico personaje con mala follá, el que está en contra de todo, que siempre se está quejando, que todo le quema, que está en contra de la educación en este país, por ejemplo. Es cierto que este personaje está un poco manido y que algunos amigos me dicen que está gracioso para un rato, pero que a veces cansa estar viendo una hora a un personaje así. Supongo que con los años este personaje irá evolucionando y cambiará a uno más cándido. Ahora soy el típico con mala leche.

- ¿Piensas seguir dedicándote a esto profesionalmente?

Pues no lo sé. Yo ahora mismo vivo de esto, vivo de la comedia. Hace dos años como todo el mundo tenía trabajo, éste era un trabajo con menos valor por ser indefinido, sin contrato fijo, pero ahora que mucha gente está en el paro me parece más placentero esto, porque tengo trabajo y estoy cobrando por contar chistes. Supongo que seguiré dedicándome al humor hasta que me aburra.

- Has actuado en Almería, Murcia, Madrid… ¿dónde te has encontrado con un público más fácil de ganarte?

En Murcia. Sois un público poco exigente. Aunque el más blandico que me he encontrado ha sido en Alicante. Desde que pisé el escenario era decir “hola” y la gente descojonada. Actué en una tetería y pensaba: “¿qué le meterán al té aquí? Pero sí es verdad que en Murcia te encuentras a los públicos más agradecidos. Yo soy de Almería y en mi tierra en cambio me he encontrado con un público muy bestia, muy maleducado, que te interrumpe sólo por molestar. En Murcia parece que cuando digo que soy de Almería el público piensa: “como éste es más cateto que nosotros, nos vamos a reír”. Aquí en Murcia siempre me ha ido muy bien. Donde más me ha costado ganarme a la gente ha sido en el norte. Aunque sólo en algunos rincones, porque en otros sitios, como el País Vasco, te encuentras a gente muy educada. En el País Vasco, de hecho, se pueden gastar bromas de todo tipo, aunque parezca mentira. Una broma muy típica para gastar allí: “Estoy encantado de estar en el País Vasco. Me han dicho que el público aquí es la bomba”. Puedes gastar esa broma y no pasa nada.

- ¿Qué opciones ofrece Murcia a los cómicos?

Hace 4 años, cuando yo llegue aquí, era muy difícil actuar en una sala si no eras famoso y salías en la tele. Ahora, en cambio, Murcia es probablemente de las regiones donde más actuaciones de monólogos hay, donde más trabajo encuentras y donde mejor se paga. Se paga muy bien, más que en Madrid, porque allí hay mucha gente que hace monólogos. Yo tuve que empezar mendigando a cómicos para que me regalaran unos minutos de su actuación para darme a conocer. Normalmente te decían que sí porque ellos habían pasado antes por eso. Si las cosas siguen así de bien, Murcia será de las cinco regiones con más movimiento de monólogos. Aunque también es cierto que faltan otro tipo de ejercicios como el café teatro, que aquí no tenemos. El monologo en Murcia tiene un nueve pero en las demás áreas de cultura necesita progresar.

- ¿Cómo sería para ti un mundo sin humor?

A mí me gustan los cómicos que traten temas conflictivos. He conocido muy pocos cómicos que hagan humor sobre terrorismo. Algunos dicen que eso es jugar con una tragedia. Pero la risa es una forma de asimilar los problemas. Siempre se ha dicho que hasta que no ríes o no lloras por algo no lo has asimilado. A mí me gusta la comedia como herramienta para asimilar problemas. Con el evento que ha habido esta tarde de Unicef, la gente oye un discurso y se aburre. Dices lo mismo con humor y a la gente se le queda grabado. Si le quitas el humor sería una hora de trauma, de gente muerta. Para mí, un mundo sin humor sería un mundo con gente que no asume sus problemas. Yo por ejemplo me rio de mí, de que soy bajito, de que me estoy quedando calvo… así me ayuda a superarlo.

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